El proyecto de reforma laboral, tal como está formulado hoy, no refunda ni supera el Plan Laboral sino que lo mantiene y en otros casos profundiza su injusticia. No incluye la negociación colectiva por rama ni la interempresa de carácter vinculante, precariza aún más las condiciones de trabajo con los pactos de adaptabilidad, judicializa la negociación colectiva al permitir a los tribunales de justicia suspenderla e incluso terminarla, no prohíbe el reemplazo de la función de los trabajadores en huelga, consagra servicios mínimos universales que debilitan el derecho a huelga efectiva y sigue negando por completo este derecho a los trabajadores de 100 empresas estratégicas.